Un
sentimiento de incertidumbre se apoderó de todas y todos nosotros al
conocer la decisión de que en el primer minuto del 2017, se
liberaría el precio de las gasolinas.
EL
enojo, la preocupación y el descontento social ha sido la premisa de
los días subsecuentes.
La
preocupación se incrementa ya que a la eliminación al subsidio al
precio de las gasolinas, siguió el gas y las tarifas de energía
eléctrica – aunque dijeron sólo para aquellos consumos mayores
residenciales e industriales- y, lamentablemente la inevitable
escalada a los precios de los productos de la canasta básica, -que
ya iniciaron- los incrementos al costo del transporte público,
casetas de peaje, servicios y trámites.
La
innegable realidad es que la decisión de liberalizar el precio de
las gasolinas en el primer minuto de este año, impacta directamente
en el bolsillo de las familias mexicanas.
50
millones de pobres en México (INEGI) preocupados, no sólo por el
costo al que han llegado las gasolinas y sus derivados, sino por la
afectación que va más allá de llenar el tanque con gasolina de un
automóvil, sea de ricos o de pobres. 82 productos considerados en la
canasta básica (INEGI) están teniendo ya, una escalada de
sobreprecios; y todo, se tiene que asumir con un
incremento al salario mínimo muy por debajo para enfrentar esta
situación.
La
sociedad en su conjunto exige legítimamente explicaciones puntuales
por parte del gobierno. El panorama obliga a actuar para paliar todos
estos impactos colaterales, por ello es urgente que el gobierno nos
diga cuál es la agenda que han construido para atenuar los efectos
de esta medida, aun cuando el ánimo ciudadano no sea el tratar de
comprender alternativas.
Entender
el proceso de lo que está pasando sin duda no es fácil para quienes
no somos expertos en el tema. Nos han dicho que el 53% de las
gasolinas que se consumen en México, son importadas, que su precio
depende del precio del dólar y del petróleo, por lo que el desplome
del peso frente al dólar, se convierte en uno de los factores que
trae como consecuencia la afectación, ya que la compramos en
dólares.
También
hemos leído análisis, de que una alternativa es que el gobierno
continuara subsidiando el precio de las gasolinas. Los expertos dicen
que sería una medida regresiva, derivado de que, de los 190
millones de litros diarios de gasolina que se venden en México, el
70% es consumido por los mexicanos de mayores ingresos, lo que
significa que el subsidio continuara beneficiando más a los
sectores que más ingresos tienen. Por lo que señalan, que el
impuesto de las gasolinas no es un mal impuesto, ya que lo pagan
quienes deben pagarlo, lo más ricos de la población.
Los
expertos también han señalado que el
origen de la liberalización es un tema de carácter fiscal que
solventará graves errores del pasado en PEMEX y que al país le urge
que lleguen inversiones para ductos, refinerías terminales de
almacenamiento, entre otros, que fue parte de la tan mencionada hoy,
reforma energética.
Razones
seguramente válidas, para quienes llevan las riendas de la economía
en el país; pero poco comprendidas por la sociedad en su conjunto,
incluso mencionado así,
hasta podría medianamente entenderse el mensaje de “que es una
medida dolorosa pero necesaria.” Pero el
ánimo ciudadano no está para tratar de comprender.
Conclusión.
Nos queda claro que había que enfrentar esta problemática y que era
necesario tomar esta decisión. Sin embargo, tenemos que considerar
soluciones a las afectaciones colaterales, porque millones de
mexicanos las estaremos padeciendo en perjuicio del bienestar de
nuestras familias y esa parte le toca al gobierno.
Si
bien para un problema complejo -como este- no
caben soluciones simplistas o demagógicas; podemos ayudarnos de
opiniones de los expertos que
han comentado: “de no haber liberalizado el precio de las
gasolinas, hubiera implicado un costo de 200 mil millones de pesos al
erario que sólo se podría cubrir, (el gobierno) con mayor déficit
o mayor deuda, mayores impuestos, o un ajuste en el gasto”
Por
supuesto sobre endeudar más al país o aprobar mayores impuestos,
por lógica elemental no es solución. Sí creo que podría empezarse
con el ajuste en el gasto. Un ajuste integral y transversal.
“Manos
a la obra” para ajustar
el presupuesto de egresos de la federación
que entró en vigencia para este año, para reducir
sustancialmente el gasto público de los tres Poderes del estado
mexicano
(Ejecutivo, Legislativo y Judicial), pero también el de
todos los estados de la República, así como de los organismos
autónomos y descentralizados.
Fin
a los privilegios, rendición de cuentas y transparencia en el uso de
los recursos públicos de todas las acciones, de los tres niveles del
Poder público. Perseguir hasta combatir realmente los casos de
corrupción.
Y
como requerimos certidumbre en las
acciones a implementar para enfrentar esta problemática, que nos
clarifiquen: Cómo y en qué se aplicará, el recurso que proviene de
ese impuesto Especial sobre productos y servicios (IEPS) de las
gasolinas, se habla de que alcanzará 200 mil millones de pesos.
Cuáles serán las medidas de
austeridad del poder público, -que no sólo deben consistir en la
reducción de sueldos- y puntualmente
en qué se van a aplicar esos ahorros; porque liberar el mercado
implica en adelante, fluctuaciones a la alza o a la baja. Necesitamos
saber ¿Cuáles serán las
medidas adicionales que se asumirán para estabilizar y fijar
precios topes a los productos de la canasta básica, de productos y
servicios, de manera que esas fluctuaciones no los impacten?
Pasar
a acciones contundentes para erradicar con la fuerza del estado, la
ordeña de ductos de
PEMEX por parte de lo que es ya, -en Puebla y a nivel nacional- una
delincuencia organizada que está poniendo en riesgo a la ciudadanía,
y para detener de una buena vez, todos los abusos que se dan con la
alteración de los equipos
en algunas gasolineras para robar
a los consumidores.
En
suma, adoptar medidas regulatorias desde
ahora, para no agravar más la situación
derivado de los movimientos que iremos teniendo en los precios de las
gasolinas por las condiciones que vaya presentando el mercado en el
futuro.
Me
han preguntado que si la decisión de liberalizar el precio de las
gasolinas traerá un costo político para mi
partido político ¡por supuesto, que lo habrá! Y
no sólo para el PRI, también para todos los partidos políticos.
La realidad es que esa severa crisis de confianza y credibilidad en
las instituciones públicas, pasa también por los partidos
políticos.
Y
mi partido político (PRI) no debe estar ausente. Mi partido no debe
desdeñar el enojo ciudadano. Escuchar los reclamos ciudadanos y
responder a sus preocupaciones y necesidades debe ser nuestra
premisa. Me parece por ello, que es el momento de revisar
también los recursos públicos asignados a los partidos políticos,
pensar en su reducción y poner fin a
privilegios.
Tenemos
que asumir también nuestra responsabilidad en esta problemática,
siendo el conducto para impulsar todas las medidas que reduzcan los
impactos en beneficio de las mayorías, abanderando sus causas y
coadyuvando con nuestro gobierno, a encontrar soluciones para apoyar
la economía familiar y erradicar ese sentimiento de agobio no solo
por la economía, también por la inseguridad, tanto en nuestra
integridad física, como en la patrimonial.
Lograrlo
requiere necesariamente de la participación
de todos y todas.
La
sociedad en su conjunto tiene el derecho de enfrentar con sentido
autocrítico, sí. Pero debemos aprender a distinguir entre el
derecho a la manifestación y las inconformidades -que no está a
discusión- con los actos delictivos que ponen en riesgo la paz
pública y a los manifestantes que legítimamente expresan sus
inconformidades, para no caer en su juego.
Nos
urge que haya una mayor inversión en el país, tanto externa como
interna que genere empleos, pero como pretendemos lograrlo en un
ambiente de inestabilidad que proyecta desconfianza a los inversores
internos y externos.
Discutamos
soluciones, provoquemos acuerdos sociales y políticos, hagamos
conciencia por encima de este escenario adverso. Menos
palabras y más acciones para recomponer el camino.
Pero esta es sólo mi opinión.
Palabra
de Mujer Atlixco
@rgolmedo
rociogarciaolmedo.blogspot.mx