El
pasado 5 de febrero del 2017 con motivo del evento oficial del
centenario de la promulgación de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), se difundió en todos los medios de
comunicación la fotografía oficial de este evento centenario.
Si
la comparamos con las imágenes que conocemos del 5 de febrero de
1917, tomada cien años antes, no hay diferencias. Sólo hombres en
la una y en la otra, dando cuenta de este hecho. Pareciera que
entonces y ahora las mujeres son inexistentes.
Por
supuesto no se trata de discutir si las mujeres, sólo por ser
mujeres, sean incorporadas a un presídium. Hay que señalar sí, lo
que simbólicamente representan estas imágenes. No se reconoce la
aportación de las mujeres y hay que hacer visible la enorme brecha
que aún tenemos que saldar en el presente.
Cien
años después, una mujer recluida al fondo, en la última fila, -en
pocas imágenes se alcanzaba a ver- daba cuenta de la presencia de la
mujer, una, la gobernadora de Sonora.
En
1917, no hubo sitio para las mujeres. Solo hombres fueron los
diputados constituyentes que se reunieron desde diciembre de 1916
hasta finales de 1917.
Sin
embargo en aquel momento, la voz de una mujer se escuchó mediante
una demanda formal remitida al Congreso Constituyente, para solicitar
que se incluyera el derecho al voto de las mujeres.
Hermila
Galindo es el nombre de la mujer que dio voz a esta petición de
muchas mujeres. Acuerdo alcanzado en el primer Congreso Feminista de
Yucatán (1916), en el que además, peleaban por el reconocimiento al
derecho a la educación y a la salud sexual y reproductiva de las
mujeres.
Ella
sostuvo el argumento de que en “las luchas cívicas” las mujeres
arriesgaban más que los mismos hombres en “los campos de batalla”.
Los
constituyentes tenían la creencia de que las mujeres eran
manipuladas por el clero, por lo que no se les podía conceder este
derecho. Hermila Galindo arremetía este argumento señalando, que el
medio para evitarlo era que las mujeres obtuvieran, el derecho a la
educación y el ejercicio de su derecho político.
No
fue escuchada. No se otorgó este derecho en la Constitución de
1917. Aun así, Hermila Galindo se registró para contender en las
elecciones federales después de la promulgación de la Constitución
de 1917, basada en la ambigüedad en la que había quedado el
artículo 34 que concedía el derecho a votar a “mexicanos”.
Hay
que visibilizar este acto, porque las mujeres estaban presentes en
1917. Ella, presentó una argumentación sólida a favor del
sufragio femenino que sentó las bases del movimiento sufragista que
logra un 12 de febrero de 1947 el reconocimiento al voto municipal de
las mujeres y el 17 de octubre de 1953 el derecho al voto universal
de las mexicanas.
Los
ordenamientos jurídicos evolucionan, a veces como respuesta a
demandas sociales y otras veces como propuesta a los cambios
sociales. Las mujeres tenemos a salvo nuestros derechos políticos, y
nuestro derecho a la educación en la CPEUM, algunos radicales
detienen todavía, nuestros derecho sexual y reproductivo pleno. Y
hoy la misma Constitución obliga a postulaciones de mujeres en
condiciones de igualdad con los hombres.
De
ahí la muy cuestionada fotografía de 100 años después.
Porque
en el recuento de la lucha y la conquista de nuestros derechos
humanos durante estos primeros cien años, las mujeres hemos estado
presentes.
Bien
señala el Ministro José Ramón Cossio “Las constituciones no son
objetos de culto, tienen que resolver problemas de la vida”.
Hoy,
México rechaza la construcción de un muro, que separa, discrimina y
violenta derechos, pero hay muchos tipos de muros.
Cien
años después, todas y todos tenemos que derribar esos otros muros,
los simbólicos, que lo mismo separan, discriminan y violentan
derechos y segregan a las mujeres a la última fila en una
fotografía sin duda simbólica.
@rgolmedo
Rociogarciaolmedo.blospot.com
Palabra
de Mujer Atlixco