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miércoles, 26 de abril de 2017

Lamentable declaración.


Se cumplen diez años de haber sido aprobada una ley en la Ciudad de México que terminó con procedimientos clandestinos de interrupciones legales de embarazos.
El Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México señala que durante este período, se han realizado 176 mil 109 interrupciones. Que han logrado alcanzar la tasa cero en muertes de mujeres.
Un dato que resalta en el informe oficial que se está difundiendo, es que 1, 037 mujeres que han accedido a este servicio en la ciudad de México, son de Puebla.
Esto indica que la política pública que se ha diseñado con el objetivo de reducir la muerte de mujeres y caminar hacia una maternidad voluntaria ha dado resultados; si partimos del dato de que en el resto de los estados de la República, en los que se criminaliza a las mujeres, las complicaciones por aborto representan la quinta causa de muerte materna y al menos 57 por ciento ocurrieron por prácticas clandestinas.
Bien han declarado Martha Lamas y Teresa Incháustegui “Pero no porque se legalizó se lo practican como si fuera algo tan sencillo, no es de me embaracé y voy a pedir el aborto. No son enchiladas, quienes hablan y dicen eso no saben lo que dicen, pero sabemos que son grupos conservadores con una mirada muy reducida.”
En contraste con estas declaraciones que presentan resultados medibles de una política pública bien diseñada, en Puebla, hace unos días leía en diversos medios de comunicación una lamentable declaración de quien es la responsable del Instituto Poblano de las Mujeres (IPM) actualmente, Nadia Navarro Acevedo, refiriéndose al tipo de violencia más grave a la que se enfrentan las mujeres, los feminicidios.
Ella señaló, que “(…) la emisión de una alerta de género en Puebla, es un “asunto político”, que no debe ser utilizada como “garrote político” y que encuentra  a personas “que hacen de la alerta de género una “bandera política” e incluso advirtió que “no se permitirá que las mujeres sean utilizadas como ‘bandera’ para algunos actores que han exigido la emisión de protocolos para evitar más asesinatos de féminas en la entidad.”
Lamentable leer esto de quien se encarga justamente del diseño de políticas públicas de género, y quien es responsable también de las políticas de transversalización de la perspectiva de género en las instituciones públicas del Gobierno del Estado.
 El daño es mayor y será más grave si no tomamos nota de lo que significa el diálogo y la deliberación democrática, para la gestación, diseño, aplicación, evaluación y corrección de las políticas de cualquier tipo, sean económicas, sociales, demográficas y en este caso específico en contra de las violencias hacia las mujeres del Estado y de la nación.
¿Por qué muchos hombres y mujeres de todas filiaciones políticas, colectivos, organizaciones civiles, académicas, estudiosas y expertas del tema -me incluyo- hemos tenido que levantar la voz para exigir que se considere la declaratoria de alerta de violencia de género en Puebla y la emisión de Protocolos?
Primero porque no se percibe atención y cualquier esfuerzo se ve opacado con declaraciones tan obtusas como la que señalo “percepción es realidad” dicen los que saben. Después, porque es claro que no se ha diseñado una política pública integral para enfrentar esta y otras graves problemáticas que aquejan a las mujeres poblanas. También porque incluso se les olvida que otras voces alimentan el rigor y la detección oportuna de errores, omisiones, y hasta excesos de una política pública.
Visibilizar esta problemática ha sido de un gran esfuerzo de muchas y muchos, no es un  asunto político, es una realidad y responde al número de feminicidios a la alza en Puebla. Tan solo durante este año han sido documentados por diversos medios de comunicación y organizaciones civiles 34 feminicidios. ¿No será este motivo suficiente para exigir una intervención urgente?
Por ello no cabe trivializar con declaraciones absolutamente reprobables, los actos de violencias en contra de las mujeres, haciéndolo parecer como que fuera solamente “un asunto político” o una “bandera política” o un “garrote político”.
Más valdría conocer mejor y con profundidad la realidad poblana, ahí están los números.
Más valdría, identificar las causas que lo originan, tratar las particularidades, como única manera de alcanzar el objetivo de atender toda esta problemática que no se resolverá con una “campaña”  de espectaculares ya que hoy ya no solo es una preocupación de mujeres y hombres, que mantiene a las mujeres con una sensación de peligro; también se ha convertido en un hecho que ha violentado la tranquilidad de las familias poblanas.
Me parece que la política de simulación no ayuda a nadie.
De ahí que considero como lamentable esta declaración, que contrasta con aquella que demuestra con claridad resultados medibles y positivos de una política pública que se implementa de manera integral, para enfrentar uno de los diversos tipos de violencias contra las mujeres.
Leer declaraciones como esta, poco ayuda para avanzar en temas tan delicados, y demuestran falta de conocimiento y falta de voluntad política para atenderlos.
@rgolmedo
Palabra de Mujer Atlixco

rociogarciaolmedo.blogspot.com

lunes, 3 de abril de 2017

Por una cultura de paz: Cómo suprimir la violencia contra las mujeres


Hace unos días la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, convocó al Coloquio “Puebla en la restauración de la República” donde expertas y expertos historiadores analizaron un hecho histórico en Puebla: La Batalla del 2 de abril, conocida también como la Toma de Puebla, sucedida en 1867, que demuestra una vez más, como ahí se dijo que “Puebla estuvo en el centro de los grandes acontecimientos militares y de la lucha política e ideológica”.
Una de las ponentes fue la Dra. Patricia Galeana que abordó mediante la articulación de los hechos religiosos, monárquicos, militares -haciendo un recuento preciso en su intervención- “El Triunfo de la República” el contexto que enmarcó este hecho histórico.
Ese día la Dra. Galeana me hizo llegar el texto coordinado por ella, que hace un par de años inició su construcción y que ya está en circulación “Por una cultura de paz: Cómo suprimir la violencia contra las mujeres”.
Al tenerlo en mis manos y en una primera hojeada, relacioné justamente lo que en este Coloquio se mencionó; sin duda Puebla ha estado en el centro de los grandes acontecimientos, ya que como todos, todas, sabemos, fue una poblana la que trabajó en el texto de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV) y la primera Iniciativa de lo que hoy conocemos como violencia política contra las mujeres, la hoy Senadora Lucero Saldaña Pérez.
Iniciando la lectura de este libro de 417 páginas, que contiene veinte ensayos publicados por diferentes autoras, da cuenta, desde el Prólogo escrito por la Dra. Galeana, sobre el cúmulo de ejes que hay que enfocar para “(…) lograr el desarrollo integral de los pueblos, con la convicción de que no puede haber paz en el mundo, si no la hay en las casas, entre cada pareja.” Y desde esta perspectiva, la atención integral de la violencia hacia las mujeres que tiene su origen en una cultura patriarcal y que se ha perpetuado a través de conceptos filosóficos, jurídicos y religiosos; es fundamental.
Desde la “Acción de Legislar como herramienta  en la lucha contra la violencia de Género” ensayo de mi autoría, pasando por el caso del “Campo Algodonero”, “Del Garantismo al Derecho Victimal un Paradigma de Justicia para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los casos de Feminicidio en México”, “La Violencia Institucional y Derechos Reproductivos”, “La Violencia de Género en el marco de la “Guerra contra el Narcotráfico” en México”, hasta ensayos sobre “La Formación de Mujeres Emprendedoras para un Futuro Sustentable Sin Violencia”, “Mujeres, Representación y Violencia Simbólica en el Discurso Televiso Mexicano” o “Las Mujeres ante los Desafíos de la Paz Mundial”.
Veinte ensayos, que retoman la serie de problemáticas que hay que atender para acabar con la violencia hacia a las mujeres que requiere, sin duda, generar una nueva cultura de respeto a nuestros derechos humanos.
Espero ver que Puebla sea también recordada por el hecho histórico de restaurar una cultura de paz, entendida como un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida a favor de las mujeres poblanas, hoy tan lastimadas. 
Invito a su lectura.
@rgolmedo
Palabra de Mujer Atlixco

rociogarciaolmedo.blogspot.com