Lo Último

lunes, 8 de enero de 2018

Herramientas


En la agenda pública, un tema que en este año deberá atenderse de manera transversal derivado justamente de los hechos acontecidos durante el proceso electoral del 2016, es la violencia política  en razón de género.
Este flagelo que sufrimos las mujeres, es una forma de discriminación que encuentra origen en las relaciones de poder históricamente desiguales, que ubica a las mujeres en el ámbito de lo privado y no en el público donde se toman las decisiones, lo cual genera resistencias de diversos tipos a aceptar la participación activa de las mujeres en la política.
Como todas/os sabemos, los partidos políticos están obligados a postular a mujeres y hombres a efecto de cumplir con el Principio Constitucional de Paridad, que por primera vez se aplicará en el estado de Puebla.
Esto implica postular 109 mujeres y 108 hombres para las Presidencias Municipales; igual número de mujeres y hombres para las Diputaciones Locales por mayoría relativa, considerando que en las postulaciones de mujeres como propietarias, las suplentes deberán ser también mujeres; que en las planillas de Regidores/as se incluya también este Principio; así como una/uno en la Lista de Representación Proporcional; y para el Partido Revolucionario Institucional (PRI)  además, cumplir con la obligación estatutaria de postular  1 de cada 3 personas menores de 35 años.
Por ello la importancia de entender con claridad qué es la violencia contra las mujeres en razón de género y saber diferenciarla porque no toda violencia que se ejerce contra una mujer tiene como motivación una cuestión de género.
La edición 2017, del Protocolo para la Atención de la Violencia Política contra las Mujeres en razón de Género, señala que “los ataques hacia las mujeres por ser mujeres tienen como trasfondo su descalificación, una desconfianza sistemática e indiferenciada hacia su capacidad y posibilidades de hacer un buen  trabajo o ganar una elección” (Pp.43),
Si bien en la lucha política, tanto hombres como mujeres nos enfrentamos a situaciones de conflicto y violencia; en las mujeres está presente en todo momento, un  prejuicio básico -estereotipo- que erróneamente pretende seguir determinando, que las mujeres pertenecen a la vida privada-doméstica, y como la política se desarrolla en el espacio de lo público que ha sido predominantemente masculino; se presenta para algunas personas, la intención de “castigar” a las mujeres por “desafiar” el orden de género y querer ocupar un lugar que desde la lógica de lo patriarcal, no le es propio.
De ahí que para enfrentar ésta grave problemática se han construido una serie de acciones que garanticen la efectiva protección de los derechos político-electorales de las mujeres, y por fortuna actualmente, múltiples instancias, organismos y autoridades del Poder Ejecutivo Judicial y organismos autónomos son los encargados de garantizar, desde la construcción de procesos legales e institucionales para su atención y canalización, hasta la solución a los casos relacionados con este flagelo.
El INE y los O´Ples; la Fiscalía Especializada para Atención de Delitos Electorales (FEPADE), el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), son instituciones con facultades, atribuciones y responsabilidades estrictamente electorales, que interactúan con otras autoridades como la Secretaría de Gobernación a través de la Subsecretaría de Derechos Humanos y la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres; la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas; el Instituto Nacional de las Mujeres y la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas; como instancias nacionales que cuentan con reglas de actuación y procedimientos de acompañamiento, asesoría y apoyo institucional para atender, intervenir y para encauzar los procesos de atención a los casos de violencia política contra las mujeres por razón de género.
Puebla cuenta con un Protocolo en esta materia que se presentó en 2017, que de hecho, se aplicará por primera vez en este proceso electoral, por ello la importancia de que todas y todos nos apropiemos de estas herramientas y las instituciones del Estado poblano responsables de su correcta ejecución adopten sus medidas y hayan avanzado en la construcción de rutas críticas de atención para las mujeres que sean víctimas de esta modalidad de violencia en su contra.
@rgolmedo
Palabra de Mujer Atlixco
rociogarciaolmedo.blogspot.com

miércoles, 3 de enero de 2018

Reflexiones.


El inicio de un año, obliga sin duda a la reflexión personal.
Desde lo individual, sobre nuestros propósitos, nuestras nuevas oportunidades o nuestros nuevos desafíos; pero como parte de un colectivo social inmerso en un contexto que no nos gusta, debemos con mucha seriedad reflexionar sobre el ¿Cómo hacer de manera diferente las cosas, para salir del enorme problema de inseguridad, corrupción y violencias que nos afecta a todos?
¿Qué nos depara el 2018? No lo sabemos.
Lo que sí podemos saber y construir son las opciones que tenemos cada una/o de nosotros, desde los espacios donde nos conducimos, para enfrentar estos desafíos.
Los individuales, para decidir cómo y desde donde, continuar construyendo nuestro crecimiento personal, académico y profesional. Decisiones que son personalísimas y corresponden a cada una, cada uno de nosotros asumirlas.
Pero como partes de una sociedad, es responsabilidad de todos/as revisar con ojo crítico una vez más, nuestras circunstancias, hacer balances y sumar nuestros esfuerzos en eso que deberán ser, las nuevas rutas para enfrentar con mayor eficacia los problemas que nos afectan como sociedad en su conjunto.
Todas, todos, sabemos que el 2018, será intenso para la vida política de nuestro país y de nuestro Estado, y justamente el proceso electoral -ya en marcha- puede convertirse en una oportunidad. Si logramos hacer que este proceso electoral, se constituya en el “parte aguas” que nos permita sentar las bases de los temas relevantes que nos preocupan ¿Cómo? Asumiéndonos como activos vigilantes, vía nuestras propuestas, análisis y seguimiento de las campañas políticas.
A nivel nacional, tendremos la oportunidad de elegir Presidencia de la República, ello implica definir el proyecto de nación que queremos, y debemos hacerlo analizando las propuestas que nos presenten cada uno/a de las personas que resulten ser postuladas.
Debemos analizar, desde la personalidad de cada uno de los actores/as, hasta saber diferenciar, cuáles de las propuestas que nos presentan son serias, razonables y basadas en la realidad, para determinar y dimensionar beneficios. No debemos olvidar que nuestro país está compuesto  por una pluralidad de realidades.
Ello sin duda, nos ayudará a decidir sobre quienes deben estar en las Cámaras Federales para incidir, reformar, derogar o modificar las bases jurídicas que permitan atender esa pluralidad de realidades que nuestro país presenta.
Pero para nuestro Estado, la oportunidad que tenemos es total, ya que será una elección de todos los cargos. Elegiremos desde el gobierno del estado, pasando por el Legislativo y los Ayuntamientos.
De ahí  que podríamos empezar por revisar ¿Qué resultados nos dejaron las alianzas y/o coaliciones entre partidos políticos que nos dijeron en la elección 2010 y nos volvieron a decir en la elección 2016 eran, para un mejor ejercicio de gobernar?  Esto porque en pocos días conoceremos oficialmente cuáles serán las coaliciones bajo las cuales contenderán los partidos políticos en este año.
¿Qué pasó durante los seis años de Rafael Moreno-Valle Rosas? ¿Percibimos un mejor ejercicio de gobernar? ¿Se lograron los objetivos que señalaron en sus respectivos Convenios que suscribieron? ¿Cuáles fueron los resultados de esta coalición? ¿Cada uno de los partidos políticos logró aportar e incorporar las propuestas postuladas en sus respectivos Estatutos y/o Plataformas Políticas? Me parece que no.
A la distancia, la percepción de las poblanas y los poblanos y la mía propia es que se trató de una alianza de partidos políticos únicamente con fines electorales, es decir se trató de una coalición electoral. Solo era ganar por ganar, por encima de ideologías. No se hizo pensando en lograr beneficios con una visión integral para la población, y  lamentablemente todos esos partidos que se coaligaron entonces con el PAN, son corresponsables de los resultados. Claro, lograron algunas “chambas”.
Los primeros meses de ese gobierno les “otorgaron” algunos puestos menores de gobierno para algunos miembros de los partidos políticos que se coaligaron, los cuales fueron “retirados” de esos cargos a los pocos meses. Sí,  lograron la alternancia, pero no los  resultados favorables para los poblanos y poblanas, tan solo basta con revisar nuestros indicadores en desarrollo social, o que tal si revisamos,  la cada vez más alta inseguridad que hoy vivimos en todo nuestro estado de Puebla: huachicoleros, feminicidios, y varios etcéteras, que nos heredaron.
¿Eso queremos que vuelva a suceder?
¿Las poblanas y poblanos queremos seguir en esa ruta?
¿Queremos que se continúe evadiendo la responsabilidad que el Gobierno del Estado tiene en toda esta problemática?
Inicia el 2018, hoy, las circunstancias son distintas a las que se dieron en el 2010, incluso a las del 2016.  Una nueva etapa está por iniciar. Pronto sabremos las opciones  que tendremos para enfrentar y sortear más eficazmente estos desafíos y avanzar con mejores resultados. 
Las y los ciudadanos poblanos tendremos la oportunidad de decidir y también tendremos las respuestas a las interrogantes.
¡Que el 2018 sea un mejor año para Puebla!
Palabra de Mujer Atlixco
@rgolmedo

rociogarciaolmedo.blogspot.mx