Muchos eventos han transcurrido en Puebla los últimos ocho años. Grandes obras se sumaron a la de por sí majestuosidad de nuestra ciudad. En contraste al desarrollo de la zona metropolitana, los restantes municipios de nuestra entidad, tuvieron un rezago muy importante.
Nuestro Estado, pasó por varios procesos electorales, la polarización se fue incrementando, un conjunto de vicisitudes acumuladas fueron creando un ambiente complejo, sumado a la trágica muerte de la gobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo, Puebla presentó una de las mayores crisis política de nuestra historia apenas comparable al periodo posrevolucionario en donde nuestro Estado llegó a tener 34 cambios de gobernador en el lapso de 22 años.
Sin pretender decir que todas las alteraciones hayan sido negativas habrá que remarcar que en nuestro más reciente acontecer político nuestro Estado ha transitado por situaciones políticas inéditas en nuestra vida democrática.
En este entorno, el pasado veintiuno del mes, fue electo y rinde protesta ante el Congreso del Estado, el Gobernador Interino Guillermo Pacheco Pulido. Su gestión descansa sin duda, en la existencia de un Estado plural y diverso y de alguna manera, polarizado e inseguro. Para enfrentarlo requerirá de un enorme apoyo social que le permita tomar las decisiones que se requieren a fin de reencauzar a nuestro Estado hacia una ruta de tranquilidad política y seguridad social en un tiempo record, tan solo 5 o 6 meses.
El próximo 2 de junio tendremos una nueva elección para gobernador/a y para las presidencias municipales de los 5 municipios anulados en el pasado proceso electoral. Independientemente de la exacerbación política de los meses anteriores, partidos y candidatos debemos actuar con base en la serenidad y la prudencia. Habrá que tener, más que presente, que la ciudadanía condena la violencia venga de donde venga. Su principal
demanda es que la discordia social y política se resuelva por la vía del diálogo y el acuerdo. Estudios politológicos así lo confirman: los ciudadanos están en desacuerdo con todas las acciones violentas, sean insultos o golpes, bloqueos, tomas de tribuna y por supuesto agresiones física y verbales entre grupos o partidos.
En los últimos sexenios, quienes han ganado la gubernatura del estado asumieron como regla general, que era “su proyecto” el que debía imponerse a los demás; en esta ocasión, me parece no será así. El gobernador interino, investido por el Congreso, seguramente habrá de comprender que la voluntad ciudadana, que encarna nuestra representación legislativa, espera de él la mayor capacidad de hacer política para consensar las políticas públicas que se demandan y garantizar el bienestar general y su completa imparcialidad para que el próximo proceso electoral transcurra dentro de la mayor certeza y
credibilidad, si lo que se quiere es un marco de certeza y credibilidad para los comicios que habrán de celebrarse ajenos a cualquier tipo de violencia.
En Puebla ha iniciado una nueva etapa. Urge reinsertarnos en este nuevo paradigma de país que se vive desde el pasado 6 de julio. El Gobernador Pacheco Pulido cuenta con la experiencia y los conocimientos que segura estoy le permitirán poner en práctica en favor de los reclamos antes expuestos. La democracia en nuestro Estado tiene pendiente el reto de construir una convivencia política donde no sean el signo de la discordia, la parálisis y la inmovilidad los espíritus predominantes. Por el contrario, partidos, sociedad y gobierno tenemos un desafío común: gobernar la pluralidad política y dirimir sus discrepancias de manera pacífica. El primer paso: respetar las reglas del juego democrático y crear condiciones para que la discordia no desemboque en un campo de batalla.
En Puebla podemos lograrlo.
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Palabra de Mujer Atlixco
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